Desde una perspectiva macroeconómica, 2020 fue en muchos aspectos “el año del gran aplazamiento”. A pesar de que el nivel récord de desempleo en algunas zonas de Europa superó la crisis del 2008, los gobiernos del mundo lograron desplazar la cristalización del riesgo de crédito eficazmente.

Las grandes interrogantes ahora son: ¿cuáles serán los efectos económicos de la relajación del confinamiento y el consiguiente retiro del apoyo fiscal adoptado por los gobiernos?

Nuestro equipo de proyección macroeconómica provee pronósticos para múltiples países en la región de Europa, Medio Oriente y África; y específicamente evalúa los impactos del cambio macroeconómico del crédito y el efecto que tendrán las variaciones del PIB y otras medidas sobre la emisión de créditos y el riesgo de morosidad.

Lo que diferencia esta crisis de las anteriores es la ausencia de algún tipo de precedente que permita una comparación significativa con el mundo hiperconectado actual. Esto deriva en incertidumbre económica y, como consecuencia, para intentar predecir cuándo comenzará a cristalizarse el riesgo de crédito se requiere más que solo un análisis del PIB.

En este contexto, la demografía y el análisis sectorial ofrecen una nueva perspectiva de proyección a nivel más local. Sin duda alguna, los datos de agencias son especialmente útiles, pero para lograr una proyección enfocada en el área local, se debe combinar el análisis macro con datos demográficos y de segmentación del mercado, tales como aquellos ofrecidos por Mosaic de Experian, lo cual permite una segmentación de mercado hasta el nivel doméstico, para crear una visión desagregada de los impactos en el área local.

Comparaciones nacionales y sectoriales

En términos del impacto económico total, las economías europeas tuvieron verdaderos ganadores y perdedores en 2020.

Los sectores más afectados en términos de desempleo han sido aquellos que requieren interacción presencial con el consumidor – hotelería / restaurantes / turismo / alojamiento – sectores que cuentan con enormes cantidades de trabajadores.

El desempleo siempre ha sido la variable clave dentro del ciclo de vida del crédito; sin embargo, las economías con tasas de desempleo dificultosas no han presentado el nivel de morosidad normalmente esperado. Hace un año, las proyecciones macroeconómicas habrían predicho niveles de desempleo mucho más altos de los que finalmente se vieron. Esto refleja el éxito del aplazamiento de riesgo conducido por los gobiernos nacionales a través de medidas tales como moratorias de emergencia y otras concesiones de pago. Sin embargo, el problema de la deuda solo ha sido aplazado – efectivamente dejado para después.

Respuesta de las instituciones de crédito

Cuando esta ayuda sea retirada, no solo veremos impactos muy diversos a nivel sectorial, sino que además veremos respuestas muy diversas desde las instituciones de crédito. Cada una tendrá sus propios apetitos, calificaciones, políticas y límites de riesgo. Por lo tanto, las exposiciones a nivel sectorial y las posibles concentraciones de riesgo varían considerablemente no solo entre las instituciones que operan en diferentes países, sino que además varían considerablemente dentro de un mismo país. Todo ello significa que existirán variaciones significativas en el tiempo y nivel de exposición a la cristalización progresiva del desempleo.

Los miembros más afortunados de la sociedad (para evitar usar el término “ganadores”, teniendo en cuenta que esta tragedia personal ha afectado a muchos) que surgirán de la pandemia son aquellos quienes han conservado sus empleos y que rápidamente implementaron el teletrabajo desde el comienzo. Para estos trabajadores, la combinación de estabilidad de los ingresos y una restricción de gastos de entretenimiento, recreación y turismo ha significado niveles significativos de ingresos acumulados y disponibles que pueden generar crecimiento, a medida que las economías reabren gradualmente.

Las perspectivas de crecimiento pueden tener el efecto de amortiguar el impacto global de las morosidades por desempleo. Un aumento en las morosidades dentro de una economía creciente, significará que las tasas globales de préstamos morosos (NPL, por sus siglas en inglés) se mantendrán relativamente estables, gracias a que habrá un marcado aumento de nuevos préstamos. Esta es una de las razones por las que en países tales como el Reino Unido, los bancos de primera línea han anunciado un reembolso de provisiones, mientras que sus pares de otros países han sido mucho más cautelosos.

Entonces, ¿cómo reflejar esta reactivación divergente en tu proyección de riesgo?

La naturaleza divergente de la reactivación actual, con su complejo entramado de ganadores y perdedores desde una perspectiva financiera, ha sido descrita como “con forma de K”. Muchos consumidores un poco mayores y con más poder adquisitivo aparecen como un mejor riesgo ahora más que nunca.

En contraste, las personas más jóvenes, quienes son menos cualificadas y participan en sectores destinados al consumidor, no están en una buena posición. Sin embargo, debido a la naturaleza diferida de la política fiscal, esta visión de riesgo no será evidente en modelos de crédito tradicionales, los cuales indicarán que sus niveles de riesgo siguen siendo aceptables.

Creemos que, con el fin de reflejar esta irregular diversificación de riesgo y oportunidad en la proyección de este, las instituciones de crédito deberían examinar profundamente su enfoque en la segmentación.

Muchas organizaciones ya habrán puesto freno a sus herramientas automatizadas para la toma de decisiones. Probablemente será mejor reactivar estas herramientas progresivamente, sector por sector.

Para construir una visión macro futura para enfrentar esta nueva vulnerabilidad, los modelos deberían construirse en base a periodos más cortos – digamos, de 15 a 50 días – y estos deberían desglosarse por sector y geografía para generar activadores e indicadores. Un horizonte a corto plazo es necesario, ya que el panorama podría cambiar rápidamente.

Preocupación por la Inflación

La pandemia ha perturbado las cadenas de suministro globales, afectando especialmente tanto a la producción de fábrica como a los canales de envío. Esto ha originado no solo una disponibilidad restringida de bienes de consumo, sino también un desabastecimiento entre fabricantes locales de componentes individuales, tales como microchips, ocasionando un déficit de producción que, a su vez, ha afectado los niveles de fabricación nacional.

Si bien la pandemia no ha provocado inflación, la combinación de una demanda del consumidor acumulada y la escasez de suministro ha comenzado a traducirse en una presión inflacionaria.

Esta es una gran preocupación. Podría reducir la actual riqueza, perjudicar la creación de riqueza y afectar el potencial asociado a la creación de empleo. La respuesta de los Bancos Centrales a la creciente presión inflacionaria debe ser estudiada cuidadosamente. Por ahora, ellos sostienen que la inflación será transitoria y desaparecerá durante el año siguiente, por lo que no tomarán medidas concretas. Reducir los niveles de flexibilización cuantitativa es otra herramienta que puede implementarse para controlar la inflación antes de aumentar las tasas de interés.

Una mayor inflación generará tanto ganadores como perdedores y creará un diferencial entre consumidores, donde estarán más expuestos aquellos con menos poder adquisitivo. Sin embargo, combatir la inflación mediante el aumento de tasas de interés, si no es gestionado correctamente, podría frustrar la reactivación comercial. Un estrecho seguimiento de los niveles de ingresos y utilidades de las empresas es un buen indicador, pero la evaluación comparativa es crucial, dado que nos encontramos en territorio desconocido y existe la posibilidad de presiones localizadas.

Conclusión

La combinación de una falta de precedentes históricos, la reactivación divergente en forma de K, la alteración de la cadena de suministro y la variada velocidad y adopción de vacunas en distintos países contribuyen a una gran incertidumbre. Gestionar los efectos en la toma de decisiones sobre riesgo de crédito, requiere que los proveedores de crédito sean lo más ágiles y receptivos como sea posible. Creemos que en este contexto será importante que las organizaciones tengan acceso a las siguientes capacidades fundamentales.

  1. En primer lugar, la habilidad de combinar el análisis macroeconómico con datos desagregados, no solo a nivel de segmento industrial, sino que también a nivel geográfico e incluso doméstico. Esto permitirá a los proveedores de crédito identificar con mayor precisión los posibles cambios de exposición y vulnerabilidad.
  2. Un enfoque segmentado dentro de sus Marcos de Apetito al Riesgo, umbrales de tolerancia al riesgo e indicadores KPIs complementarios que refleje sectores comerciales y localización geográfica. Esto ayudará a garantizar la máxima agilidad y capacidad de respuesta para ser capaces de reflejar distintas velocidades y plazos generales en el camino hacia la reactivación.
  3. En tercer lugar, contar con una capacidad de proyección macroeconómica centralizada que pueda asegurar la adopción de un enfoque consistente dentro de un rango de escenarios futuros y que pueda, al mismo tiempo, conducir una estrategia de otorgamiento, gestión de incumplimiento y préstamos morosos, y seguimiento de NIIF9.

La combinación de estos tres factores debería garantizar que los proveedores de crédito sean más capaces de potenciar áreas de oportunidades localizadas y, al mismo tiempo, asegurar una máxima capacidad de respuesta ante la posibilidad de incumplimiento.